Ni cuantas rosas puedas pintar de verde
Ni cuantas sabanas hayas mojado por el mero placer de hacerlo
No importan cuantas novelas de locuras y decepciones hayas escrito
Ni cuantos ramos de flores hayas mandado
Ni cuantos mundos poseas
Nada importa si no tienes a ese par de ojos misericordiosos
A esa vida igual a la tuya Sólo que en alguien más
A esa boca que sólo se merece la tuya
A ese amor latente infinitamente hermoso
No importa
Nada importa si no tienes con quien compartir tu muerte