lunes, 6 de septiembre de 2010


30/08/10


Alcánzame un beso de tus labios fríos y sonrosados.

Dame una mirada desde lo profundo de ese chocolate caliente que es tu ser.


Qué propuesta tan más indecorosa.

Pero no me arrepiento del acto.

Del tacto.

De la humedad y la sensibilidad.


He encontrado una extraña paz, que no me deja nada bueno.

Tal vez.

Pero la inquietud tampoco lo es.

Lo demás corre a cuenta mía.


No sé qué hacer.

Tampoco sé a dónde me llevaran estas palabras, si es que me han de llevar a algún lugar.


Sangré hasta por donde no debía, pero no me di cuenta de ello.

Estoy jugando conmigo misma.


Sigo esperando por un mensaje, una llamada, una mirada.

Sigo esperando a que pase algo que yo misma debería hacer.


¿Qué espero?

Cruzar varios cientos de kilómetros hasta encontrarme en ese abrazo cálido que ofreces con satisfactoria sinceridad.


Disparas peor cada vez, siempre me apuntas a la cabeza y me das al corazón.

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