Veo raro al mundo.
Por lo que sea.
¿Quién es Celeste?
¿Dónde está?
¿Todavía tiene un poco de inocencia?
¿Ó se la robaron?
¿Tiene el alma podrida como Elphaba?
¿Ó aún conserva un céntimo de dulzura guardada?
Dime, ¿en dónde está?
Porque no la encuentro.
¿Se perdió en el lúgubre azul del océano?
¿Ó se arrojó del acantilado?
¿Está pérdida o ha huido?
Porque no la encuentro.
¿Está enojada por su escasa habilidad para amar?
¿Ó será algo más?
¿Algo más retorcido y podrido?

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No hay esperanza para componer tus alas.
Para olvidar tú figura recostada en la cama.
Y tú cabello alborotado.
Todo sudado y sonriendo.
Tu mirada fija en mis ojos.
Y tus manos frías como el hielo.
No tiene sentido lo que estoy diciendo.
Y no puedes dejar de odiarme, de hacerme feliz con mentiras y libros polvorientos.
La nariz me sangra.
La hemorragia no cede.
La sangre no se coagula.
El cielo está morado con manchas blancas llamadas nubes.
Mi alma tiene heridas que jamás curarás.
Que jamás miraras.

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Garras filosas en forma de manos.
Mandíbulas feroces con dientes desgarradores en forma de labios tiernos y frescos.
Coraza de espinas disfrazada de un cuerpo maravilloso.
Ese es el monstruo de hoy.
Con sentimientos eternos y hermosos, que al final lo único que quiere es poseerte.